La señorita Lucy R, una mujer inglesa de 30 años con una constitución física delicada, de poca pigmentación en su cuerpo y sana hasta la afección de la nariz. , trabajaba como ama de llaves de una familia acomodada, fue remitida a Freud al sufrir una rinitis infecciosa crónica, sumada a síntomas como: perdida de la percepción olfativa, fatigada, pesadez de cabeza, falta de apetito, disminución en su capacidad de rendimiento, sensaciones olfatorias subjetivas, mostraba una analgesia general bastante nítida a pesar de conservar intacta la sensibilidad táctil y presentaba alucinaciones recurrentes en el campo visual (a un examen grueso, realizado con la mano) no evidenciaba limitación. El primer episodio de síntomas se presenta el día de su cumpleaños, cuando recibe una carta de su madre, al descubrir las niñas(hijas de su patrón) que la había recibido, deciden guardársela para que la leyera después y durante el juego de querer recuperar la carta Lucy pierde la noción del tiempo y los pastelillos que cocinaba, se queman en el horno, luego de este momento, el olor humeante de los pastelillos quemados se incrusta en su nariz y su mente, permaneciendo constante en su vida, aunque solo en los momentos cuando está se hallaba emocionada. Lucy se encontraba profundamente enamorada del señor director (su patrón), lo que la perturbaba de una manera muy profunda ya que había prometido a la señora (difunta esposa del señor director) cuidar a las niñas como si fuesen propias cuando ella faltara; esta promesa la mantenía en una encrucijada de emociones, por una parte su deseo por sustituir a la señora y de ese modo lograr el amor del señor director y por otra la eterna promesa de fidelidad que había jurado hacia la misma. Es por ello que Lucy decide renunciar a su trabajo, y pese a esta decisión el señor director le pide que lo considere y le otorga dos semanas para pensarlo. Este caso en especial, presento un obstáculo para Freud ya que las técnicas de hipnosis comúnmente utilizadas no parecían tener ningún efecto sobre la paciente; pero, debido a este suceso descubrió que los pacientes sabían con exactitud lo que los aquejaba, en contraste con estudios de pacientes anteriores, donde se creía que el paciente no sabía con certeza que le sucedía. Pese a la gran mejoría que presento al concluir su tratamiento, aun prevalecieron los síntomas de desazón y opresión, el olor a pastelillos quemados no desapareció en su totalidad pero si en gran medida.
En el texto anterior podemos adentrarnos un poco a la historia de la señorita Lucy, una mujer de bajos recursos que debía trabajar arduamente en la casa de una familia acomodada para de este modo generar ingresos para su familia, dada la sintomatología presentada por Lucy es presumible inferir que se sentía sumamente oprimida, ya que en esa época las mujeres no eran tomadas en cuenta y mucho menos las que provenían de una casta inferior. Por lo tanto el hecho de pertenecer a una clase social baja, generaba en ella, una baja autoestima y un complejo de inferioridad. Es gracias a estas afecciones cuando comienza somatizar sus aprecios de manera que aquellas inquietudes e impresiones aparentemente inapropiadas, se convierten en trastornos físicos. Lo más sorprendente de este caso es el fijo recuerdo del olor a pastelillos que presentaba Lucy pues el mismo se presentaba solo en las ocasiones en que ella se sentía fuertemente emocionada, quizás la emanación permaneció debido a que al momento en que se presento el primer episodio, cuando recibe la carta, el juego con las niñas la remota a algún recuerdo de su niñez con su madre.
Sigmund Freud |
Presentamos este video que resume de manera muy clara y entendible, el caso de Lucy R.
http://www.youtube.com/watch?v=krQOp5ayges
Tipo de texto: Científico
Ficha bibliográfica: Sigmund, Freud, Miss Lucy R, “II”,en Obras completas: Estudios sobre la histeria, Amorratu, Buenos Aires, 2007, pp 124-150.
Titulo de la obra: Miss Lucy R pp. 124-150
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