Deshollinando la chimenea


Bertha Pappenheim

El caso de Anna O. puede ser fácilmente situado en la actualidad; Anna O., cuyo verdadero nombre era Bertha Pappenheim, fue tratada en 1880 por Josef Breuer y posteriormente por Sigmund Freud, y forma parte de los Estudios sobre la histeria. Anna O. fue tratada por una histeria que había presentado ya síntomas físicos, como la parálisis por contractura o la desorganización funcional del lenguaje. El estudio de este caso, ayudó a Freud a afirmar que la histeria está completamente relacionada con el aspecto sexual ya que durante el tratamiento se reveló que la paciente había sufrido abuso sexual en su niñez. La histeria es una enfermedad de represión, que en algún momento somatiza lo que el inconsciente guarda, por lo tanto fue una enfermedad muy presente en esa época, y precisamente en mujeres. Anna O. se desenvolvía en un ambiente totalmente masculino, donde la mujer no tenía una opinión ni una posibilidad de desarrollar algún potencial, desde luego que el aspecto sexual para la mujer era prácticamente nulo, no podían expresar absolutamente nada, y fue precisamente eso lo que desencadenó la histeria en Anna O.

La represión funciona de manera extraordinaria, somos capaces de guardar en lo  más profundo de nuestro inconsciente situaciones dolorosas o difíciles de entender, para no enfrentarlas, sin embargo eventualmente salen a la luz de alguna forma u otra, como en el caso de Anna O., como síntomas físicos. En la actualidad no existe una represión como tal, tenemos mucha más libertad de expresión tanto hombres como mujeres y la posibilidad de hacer elecciones de vida. Podemos observar como Ana O al terminar su tratamiento después de haber sido internada varias veces en un hospital psiquiátrico comienza un  movimiento feminista, escribiendo varias obras enfocadas a liberar a la mujer y colocarla en un nivel de más poder. Al leer los antecedentes de Anna O. y lo que reveló durante su tratamiento, es más que obvio que tenía una represión importante que salió a flote después del trauma de la muerte de su padre.
La represión es, según Freud, el mecanismo de defensa más representativo, gracias a éste, situaciones que la persona considera inaceptables y que no consigue integrar en su vida, se proyectan hacia el área inconsciente. Una persona puede reprimir de manera inconsciente pero también influye el contexto en el que se desenvuelva, pues la misma sociedad, como en el caso de Anna, puede reprimir al ser humano, impidiéndole expresar o liberar impulsos naturales o sexuales.
Aún cuando actualmente tenemos más libertad para expresar muchas de las ideas que tenemos, sigue habiendo una represión sexual por parte de la sociedad, en donde es mal visto que una mujer exprese su sexualidad de manera abierta, por ser considerado inmoral o inaceptable.
Nos sorprende la capacidad analítica y ética que poseía Freud, mientras vivía en un mundo donde la histeria era considerada una invención de la mente humana; el fue capaz de discernir todos los síntomas de la paciente y al mismo tiempo desarrollar sus propias teorías y conceptos.
Con el texto, nos pudimos dar cuenta de cómo repercute el hecho de que el terapeuta visite al paciente en un lugar no neutral, donde se contamina el proceso terapéutico y facilita y controla la transferencia y contratransferencia.










 Texto: Científico
Ficha bibliográfica: Freud, Sigmund. Obras completas de Sigmund Freud. Volumen II - Estudios sobre la histeria (1893-1895). Traducción José Luis Etcheverry. Buenos Aires & Madrid: Amorrortu editores.
Título de la obra: Estudios sobre la histeria (1895)

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